Síndrome post-vacacional
Hablamos del síndrome post-vacacional, pero en realidad no es ningún trastorno ni enfermedad. Es un periodo de re-adaptación a nuestras tareas habituales (horarios de trabajo, …). Es un desajuste horario que a veces presenta sintomatología física y emocional:
- Fatiga
- Insomnio
- Desánimo
- Tristeza
- Irritabilidad
- Ansiedad
- Trastorno digestivos, …
En principio estas sintomatologías no requieren atención psicológica. Cuando cogemos las vacaciones, a veces, necesitamos unos días para adaptarnos al nuevo ritmo. Fácilmente los primeros días seguimos despertándonos temprano. Pero cuando se alargan en el tiempo es cuando hay que observar el caso.
Cuando al volver a trabajar la sintomatología mencionada se alarga, entonces posiblemente ya no estaremos hablando de un problema de re-adaptación. Estaremos hablando de casos de personas con dificultades de afrontamiento de determinadas situaciones. Personas con grados de insatisfacción importantes.
Siempre las vacaciones son esperadas y merecidas y todos las anhelamos. En principio son para descansar y recargar las pilas. Pero a menudo no hacemos más que cambiar de actividades sin cambiar el ritmo frenético. Es decir, no hacemos más que cambiar de estrés. La prueba es que a veces cuando volvamos de vacaciones decimos, “ahora necesitaría unos días para descansar”.
Prevenir:
- Volver con tiempo para adaptarse a nuestro entorno habitual.
- Empezar a ajustar horarios de sueño y de comidas, de manera gradual.
- Darnos permiso para poder ser felices trabajando y / o con nuestro día a día. Dejar de asociar el trabajo con la infelicidad y las vacaciones con la felicidad.
- Planificar hacernos el curso con espacios de ocio y de descanso. Por ello es necesario, durante la semana buscar espacios para parar y descaso.
- No organizarnos la agenda con más actividades obligatorias de las que podemos asumir (inglés, francés, gimnasio, máster) y guardarnos espacios para curiosear.
- Tener fines de semana de ocio.
Los ritmos frenéticos
Últimamente, tenemos un concepto de vida donde valoramos la cantidad más que la calidad. Es un fenómeno, sobre todo de las últimas décadas, más femenino que masculino. Así, nos valoramos por la cantidad de cosas que hacemos. De esta manera, supongo que todavía necesitamos demostrar y demostrarnos que somos capaces de hacer, y que valemos. De modo que es cuando más fuertes nos hacemos, y más poderosas nos sentimos. Pero esto tiene una cuota de estrés importante.
Por otra parte, en el fuero más interno nuestro, muchas veces sabemos que hacemos, hacemos y hacemos para no sentir. Hacemos para no sentir que algo en nuestras vidas no funciona. Que quizás somos nosotros mismos que no funcionamos. Que no nos damos permiso para ser como somos, o para aceptar lo que nos rodea.
Así, podemos ser felices y felices sin hacer tantas cosas y reservarnos espacios para estar con los nuestros, para estar con nosotros, para respetarnos. Prepárate para el Síndrome Post-Vacacional debidamente.
Si empezamos por valorarnos nosotros mismos no necesitaremos hacer tantas cosas para demostrar, y demostrarnos, que valemos y seremos más felices.
Entonces…¿Te cuesta coger el ritmos? ¿crees que puedo ayudarte?
Elisenda Vila
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